Una ola de calor excepcionalmente intensa y extendida está impactando a más de 150 millones de personas en Estados Unidos el 4 de julio.

Este fenómeno meteorológico, alimentado por crestas de alta presión en la costa oeste y el centro del país, ha generado temperaturas extremas que alcanzan los 46°C en áreas del suroeste y California.

Esta situación coincide con las festividades del Día de la Independencia, aumentando significativamente los riesgos para la salud pública y la propagación de incendios forestales en diversas regiones.

Según el Servicio Meteorológico Nacional (NWS), las altas temperaturas nocturnas y la prolongada duración de la ola de calor intensificarán los peligros, destacando la posibilidad de que se establezcan nuevos récords de temperatura.

Expertos como el Dr. Daniel Swain, científico climático, han advertido sobre los riesgos severos y potencialmente mortales asociados con este evento climático extremo.

Las ciudades afectadas, incluyendo Las Vegas y Redding en California, podrían enfrentar condiciones históricas de calor.

Además, la combinación de temperaturas extremas durante el día y la noche, junto con vientos secos, ha llevado a medidas preventivas como cortes de energía y evacuaciones debido a incendios activos, como el cerca de Oroville que ha obligado a desplazar a casi 30.000 residentes.

El calor extremo también agrava las condiciones en áreas urbanas como la Área de la Bahía de San Francisco, donde la falta de aire acondicionado en muchas viviendas y negocios intensifica el riesgo para la salud, especialmente entre personas vulnerables como los sin hogar.

Los meteorólogos del NWS Bay Area han alertado sobre la posibilidad de muertes relacionadas con el calor durante este evento, subrayando la importancia de tomar precauciones adecuadas.

Esta ola de calor prolongada y su intensidad subrayan preocupaciones más amplias sobre la crisis climática, con predicciones que sugieren que el año 2024 podría ser uno de los más calurosos registrados.

La frecuencia y severidad crecientes de tales eventos extremos son indicativos del impacto del cambio climático, requiriendo una preparación y respuesta coordinadas para mitigar sus efectos adversos en la salud pública y la seguridad comunitaria.