Incorporar actividad física en la rutina diaria es esencial para vivir más y mejor, según especialistas en longevidad.

En la búsqueda de una vida prolongada y saludable, la actividad física se posiciona como uno de los pilares fundamentales para alcanzar la longevidad. A medida que la esperanza de vida aumenta, surgen preguntas sobre cómo llegar a los 100 años con la mejor calidad de vida posible. Además de una alimentación adecuada y un descanso reparador, los ejercicios físicos desempeñan un papel crucial en la prolongación de la vida y en la mejora de cada década.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que cualquier cantidad de actividad física es mejor que ninguna, y que incrementar la frecuencia y la intensidad de los ejercicios mejora significativamente la salud y el bienestar. Este enfoque convierte al ejercicio en un componente esencial para alcanzar una vida longeva y saludable.

El doctor Iván Ibáñez, experto en longevidad y director de la Clínica Longevidad en Girona, subraya la importancia del ejercicio físico, explicando que este “mejora múltiples sistemas del cuerpo simultáneamente”. Según Ibáñez, el ejercicio actúa como un senolítico natural, eliminando células envejecidas, lo que se traduce en beneficios que van desde la salud cardiovascular y el metabolismo hasta la fuerza muscular y la función cognitiva. Además, el ejercicio regular reduce la inflamación, mejora la resistencia a la insulina y fortalece los huesos, disminuyendo así el riesgo de enfermedades crónicas.

El médico clínico y gerontólogo Luis Cámera también enfatiza los efectos positivos del ejercicio sobre la salud, destacando que mejora la masa muscular, la mineralización ósea y las funciones respiratorias, contribuyendo a una mayor funcionalidad cardiorrespiratoria.

Para aquellos que desean comenzar a moverse, el doctor Diego Bernardini, médico de familia y experto en longevidad, recomienda empezar con ejercicios sencillos como caminatas diarias, estiramientos y ejercicios de equilibrio como yoga o tai chi. Bernardini destaca la importancia de incorporar ejercicios aeróbicos y de fuerza en la rutina diaria, sugiriendo el popular ejercicio de Squats como una opción eficaz para mejorar la movilidad y la fuerza muscular.

Una de las tendencias emergentes en el ámbito del ejercicio para la longevidad es el slow jogging, un trote lento y consciente que no solo reduce el estrés, sino que también optimiza el consumo metabólico de grasas y mejora la salud cardiovascular. Esta práctica, accesible para personas de todas las edades, se ha convertido en una opción sostenible y efectiva para promover una vida larga y saludable.

Los expertos coinciden en que la consistencia y la moderación son claves para mantenerse activo a lo largo de los años. Incorporar actividades físicas regulares, adaptar el ejercicio a las capacidades individuales y someterse a controles médicos periódicos son acciones esenciales para mejorar la calidad de vida y alcanzar una longevidad saludable.