La fe en la Virgen de Urkupiña ha demostrado no tener fronteras, como se evidenció en la misa central en Quillacollo, donde una gran cantidad de peregrinos extranjeros se reunieron para rendir homenaje.

Turistas de Argentina, Perú y Brasil destacaron cómo la devoción a la Virgen ha crecido en sus países gracias a los testimonios de devotos y al traslado de imágenes.

Quillacollo aspira a convertirse en una ciudad santuario que reciba peregrinos durante todo el año.

Norma Herrera Ugarte, una devota de Lima, Perú, es un claro ejemplo de esta fe internacional. Durante 18 años, ha peregrinado para agradecer a la Virgen por su salud y pedir protección para su familia.

Su devoción comenzó cuando su hija le presentó a la Virgen tras recibir una imagen como obsequio en Cuzco. Desde entonces, Norma ha experimentado milagros que han fortalecido su fe, incluyendo la superación de un diagnóstico de cáncer y la recuperación de un accidente.

Cada año, encarga una réplica de la imagen que lleva en avión para ser bendecida en Quillacollo.

La procesión de la Virgen de Urkupiña, que se realizó alrededor de la plaza 15 de Agosto sobre una base de madera, atrajo a numerosos fieles que llenaron la plaza para ver a la Virgen recorrer las calles de Quillacollo.

Esta expresión de fe, que se vivió con gran fervor, refleja el profundo significado que tiene la Virgen para miles de devotos, tanto en Bolivia como en otros países de Sudamérica.