Cada 8 de noviembre, los habitantes de El Alto celebran la festividad de “Las Ñatitas”, una tradición ancestral que rinde homenaje a las calaveras, conocidas como "ñatitas", consideradas protectoras y justicieras. Este año, el Cementerio Municipal Héroes del Gas de la zona Santiago del Distrito 1 fue el escenario donde decenas de personas, entre ellas la comerciante Rosa Cori, asistieron para rendir homenaje a sus “ñatitas”, las cuales, según la creencia popular, brindan protección y cumplen milagros para sus devotos.

Rosa Cori, quien ha hecho de las calaveras parte fundamental de su vida, explica cómo cada uno de los cráneos tiene una personalidad especial. “Les pido a mis 'ñatitas' que me lleven y me traigan sana cada vez que viajo. Son muy milagrosas y son como personas, porque están presentes en cada paso que doy y siempre salen conmigo”, comenta Rosa, mientras observa a sus cuatro calaveras, que son su mayor protección. A diferencia de otros que les cubren los ojos con lentes, ella asegura que sus “ñatitas” necesitan ver para cumplir su rol protector.

Cada una de las cuatro “ñatitas” tiene una historia particular en la vida de Rosa. Juanita, que en vida fue una cholita, es la más milagrosa y se le atribuyen bendiciones en su trabajo y viajes. José, el único varón, es un poco caprichoso y se comunica con su dueña a través de sueños. María, que perteneció a una mujer de pollera, es la “ñatita” serena que acompaña con sabiduría a su dueña. Inti Guadalupe, la más joven, tiene un carácter juguetón y alegre, siendo descrita por Rosa como una niña que parece estar jugando en la cocina.

Rosa cuenta con devoción cómo cada año celebra el cumpleaños de sus “ñatitas” con una pequeña ceremonia. Las calaveras estrenan topos para ser llevados al cementerio, y durante todo el año nunca les faltan flores, velas, y en ocasiones, hasta bebidas y dulces. “Siempre les sopló la comida cuando viajo y cuando almuerzo fuera, les ofrezco lo que tengo soplándoles, porque siento que están ahí conmigo, caminando a mi lado y protegiéndome”, afirma.

Rosa también relata un milagro que le concedieron sus "ñatitas". En 2009, fue víctima de un robo en su casa mientras viajaba fuera de La Paz. "Las ñatitas me ayudaron a encontrar a los jóvenes (ladrones) a quienes luego vi muy mal después. Yo dejé el castigo en manos de Papá Dios y mis 'ñatitas'", dice con fe y gratitud.

La festividad de “Las Ñatitas” no solo es un momento para honrar a las calaveras, sino también para revitalizar una tradición que ha sido parte de la identidad de El Alto. Según el secretario municipal de Desarrollo Económico, Jhonny Barrera, apoyar estas actividades ayuda a revalorizar las tradiciones y fomenta el turismo esotérico. "Cada 8 de noviembre celebramos esta festividad, que es parte del Patrimonio Cultural de El Alto. Nos permite recordar, venerar y honrar la memoria de nuestras 'ñatitas', quienes, por tradición, han sido justicieras y protectoras de nuestras familias", destacó Barrera.

El evento también contó con el apoyo del Consejo de Amautas Indígenas del Tawantinsuyu (CAIT) y la Unidad de Turismo, destacando la importancia de mantener viva esta costumbre, que ha perdurado por generaciones en la ciudad.