La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado recientemente que los brotes de viruela símica, anteriormente conocida como viruela del mono, constituyen una emergencia sanitaria internacional.

Esta declaración se hizo en respuesta a un aumento alarmante de casos en África, especialmente en el Congo y en países vecinos.

El anuncio se produjo el 14 de agosto, tras una reunión del comité de emergencia que analizó la situación actual de la enfermedad en la región.

El Dr. Jean Kaseya, líder de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) africano, subrayó la gravedad de la situación, afirmando que la declaración no es simplemente una formalidad, sino una llamada urgente a la acción. "Debemos ser proactivos y agresivos en nuestros esfuerzos para contener y eliminar esta amenaza", indicó Kaseya, reflejando la necesidad de una respuesta inmediata y coordinada ante el brote creciente.

La viruela símica, que presenta dos clados genéticos (clado I y clado II), ha mostrado un aumento considerable en el clado Ib, el cual es más preocupante debido a su alta tasa de transmisión y consecuencias graves para la salud.

En lo que va del 2024, se han reportado 14,000 casos y 524 muertes relacionadas con la enfermedad.

El brote ha sido impulsado por una rápida propagación en países vecinos del Congo, como Burundi, Kenia, Ruanda y Uganda, donde previamente no se habían registrado casos.

La OMS ha puesto en marcha un plan de respuesta regional de 15 millones de dólares para abordar la crisis.

Este plan incluye actividades de preparación, vigilancia y respuesta para controlar los brotes y mitigar el impacto de la enfermedad.

Además, se está promoviendo el uso de dos vacunas recomendadas contra la viruela símica, las cuales han sido aprobadas en algunos territorios afectados, como Nigeria y el Congo.

A pesar de la gravedad de la situación en África, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) ha indicado que el riesgo para la Unión Europea es actualmente "muy bajo".

Sin embargo, la OMS y las autoridades de salud globales continúan colaborando para controlar la propagación de la viruela símica y asegurar un acceso equitativo a las vacunas, mientras se implementan medidas para prevenir futuros brotes.