En los últimos años, el mundo ha visto un aumento significativo en la producción de litio y cobalto, minerales esenciales para la fabricación de baterías.

Este incremento, liderado por China, ha provocado una caída histórica en sus precios, beneficiando a la industria tecnológica y automotriz, pero también generando nuevas preocupaciones sobre la dependencia de este país asiático. Precios a la baja.

Desde sus máximos históricos en 2022 y 2023, los precios del cobalto y el litio han caído más de un 75%.

El cobalto, que llegó a costar 80 dólares por kilo en 2022, hoy se vende por 25 dólares, mientras que el litio ha bajado de 70 dólares a 11 dólares por kilo.

Este desplome ha sido impulsado principalmente por el aumento en la producción y el reciclaje liderado por China.

**El dominio chino. **Aunque China no es el mayor productor de litio ni cobalto, controla la mayor parte del procesamiento de estos minerales.

El litio proviene en su mayoría de Australia, Chile, Bolivia y Argentina, mientras que el cobalto es extraído principalmente en la República Democrática del Congo.

China ha invertido fuertemente en estos países, incrementando su capacidad de producción y procesamiento, como es el caso de CMOC Group, que ha expandido su extracción en Congo de 15,000 toneladas a más de 100,000 en cinco años.

**Ventajas y riesgos. **La abundancia de estos materiales y los precios bajos acelerarán la adopción de vehículos eléctricos y la instalación de sistemas de almacenamiento de energías renovables.

Sin embargo, la caída de precios también desincentiva la inversión en nuevos proyectos mineros en otras partes del mundo, aumentando la dependencia global de China, que podría controlar un tercio del suministro mundial de litio para 2025.

**Estrategia ya vista. **Este modelo de control en la cadena de suministro es similar al que China empleó en la industria del silicio y los paneles solares, donde hoy también domina el mercado global.

Aunque los bajos precios favorecen la adopción de tecnologías limpias, a largo plazo, las consecuencias de depender de un solo país para estos minerales estratégicos podrían ser complejas, afectando tanto la competitividad como la seguridad energética mundial.

Regreso al cobalto. Con el precio del cobalto en su nivel más bajo en 20 años, las empresas han vuelto a utilizar este material sin restricciones en la fabricación de cátodos de baterías.

Anteriormente, el alto precio del cobalto había impulsado la investigación en alternativas más sostenibles, pero la caída de precios ha revertido esta tendencia, reforzando nuevamente su uso en la industria.

En resumen, aunque la caída de precios favorece a corto plazo la transición energética, a largo plazo, la dependencia de China en la cadena de suministro de baterías podría generar desafíos para la estabilidad y seguridad energética global.