En un exhaustivo estudio sobre la cebolla, se destacan sus notables propiedades medicinales, complementando su ubicuidad en la cocina internacional. Con el nombre científico de Allium cepa o Allium ascalonicum, esta verdura, parte de la familia de las Liliáceas junto con el ajo y el puerro, revela ser más que un simple condimento culinario.

A pesar de su uso generalizado, la cebolla es, en realidad, un engrosamiento subterráneo del tallo de la planta y no una raíz, como muchos podrían pensar. Con orígenes que se remontan a Asia, su cultivo se evidencia desde el 3200 A.C. y se ha extendido por todo el mundo, llegando incluso a América a través de los primeros conquistadores.

En términos de beneficios para la salud, la cebolla presenta una rica amalgama de nutrientes, incluyendo fibra, minerales como potasio y calcio, así como vitaminas. Estos componentes no solo pueden ser beneficiosos para la salud cardiovascular, sino que también se les atribuyen propiedades protectoras contra enfermedades como el cáncer, la diabetes y la hipertensión.

Además, la cebolla es una fuente significativa de flavonoides y compuestos azufrados, responsables de su aroma distintivo y su color característico. Los flavonoides presentes en esta verdura contribuyen a la reducción de la presión arterial y tienen propiedades antiagregantes plaquetarias, previniendo la formación de trombos. Destaca la quercetina, un antioxidante con funciones que retardan o previenen la oxidación de moléculas, protegiendo así contra enfermedades cardiovasculares y el envejecimiento.

La eficiente absorción de estos compuestos por parte del organismo cuando se consume cebolla la coloca en una posición destacada en comparación con otros alimentos que contienen los mismos componentes. Investigaciones adicionales sugieren que los compuestos sulfurados presentes en la cebolla pueden tener efectos protectores contra la carcinogénesis, especialmente en cánceres de estómago y esófago. Además, la cebolla cruda demuestra ser un agente antifúngico y antibacteriano eficaz.

Sin embargo, se insta a la precaución, ya que el consumo de cebolla puede desencadenar efectos secundarios como mal aliento, acidez estomacal, disminución excesiva de la presión arterial, especialmente en aquellos que toman medicamentos para controlarla, y posibles irritaciones cutáneas.

En vista de estos hallazgos, se recomienda encarecidamente informar al médico sobre el consumo de cebolla u otras plantas con propiedades medicinales, subrayando la importancia de la prudencia para evitar efectos secundarios no deseados.