La búsqueda del "diente perfecto" está en auge, pero lo que muchos no saben es que gran parte de las sonrisas que vemos en el cine, la televisión y el deporte son, en realidad, falsas.

La odontología estética ha avanzado a pasos agigantados, pero ha creado estándares de belleza dental que son poco realistas.

Las carillas, fundas y coronas, productos artificiales que a menudo se utilizan para lograr una sonrisa impecable, están estableciendo expectativas inalcanzables.

Este fenómeno no es nuevo; ya en el Antiguo Egipto se intentaba blanquear los dientes con mezclas rudimentarias. Sin embargo, el perfeccionamiento dental masivo es una novedad del último siglo, impulsado en gran medida por la influencia de Hollywood y las celebridades.

Según el odontólogo Samuel Rodríguez López, "desde que existe Hollywood, se han utilizado carillas de cerámica. Hoy en día, la mayoría de los actores de Hollywood tienen carillas o coronas".

Esta tendencia ha popularizado una visión de la dentadura que es muy diferente de la realidad. María Rosa Fernández, odontóloga ortodoncista, señala que "lo que nos piden en la consulta es el resultado de lo que la gente percibe como aspiracional en los medios".

La demanda de dientes cada vez más blancos es una respuesta a los estándares de belleza que se imponen a través de la televisión y las redes sociales.

El impacto de estos estándares no es trivial. La presión para alcanzar una sonrisa perfecta ha llevado a un aumento en la demanda de tratamientos estéticos dentales, que se ha duplicado en los últimos cinco años.

Santiago Seoane, estomatólogo, denuncia que "muchas cadenas privadas venden una imagen falseada de la realidad con el fin de obtener beneficios", lo que contribuye a un mercado en expansión que, en 2024, moverá 11.640 millones en implantes y prótesis dentales.

A nivel mundial, la cirugía estética ha visto un crecimiento significativo, con un aumento del 215% en las intervenciones estéticas en los últimos ocho años, según la Sociedad de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE).

Este fenómeno refleja una tendencia global hacia la perfección estética que aún está en evolución.